En un pueblito llamado San Nicolás ubicado entre Ejutla y Miahuatlán el día 31 de diciembre de cada año todos los habitantes del pueblo se reúnen a la orilla del río, ya que se dice que ese día el río les trae a todos los reunidos en ese lugar energía positiva para el año que se avecina , por los que todos apartan su lugar a la orilla de este río poniendo campamentos anafres, fogatas y todo lo necesario para cocinar y poder estar lo mas cómodamente posible durante todo ese día por lo que llegan familias de otros lugares para apreciar lo que sucede aproximadamente a media noche, en la corriente que lleva el río se aprecia correr frutas de todo tipo como: piñas, sandias, racimos de uvas, naranjas, mangos, melones, guayabas.
Muchas personas de los asistentes, han intentado llegar a tomar alguna de estas frutas ya que según cuenta la leyenda de ese lugar que quienes logran agarrar una de las frutas, le llega mucha suerte y dinero a su vida.
Pero lo extraño de esto es que no todas las personas las pueden ver , según cuentan los habitantes del lugar tiene más probabilidades de que los que llegan de otro lugar lo puedan ver y los niños ya que son más sensibles.
Cuentan que es un espectáculo muy emocionante ver las frutas rodar por el caudaloso rió,
Y que las personas que logran verlo quedan con ganas de regresar el próximo año; pero la tradición en ese pueblo sigue ya que el día 1 de enero toda la gente del pueblo dice que hay una culebra de agua que está en la cueva, en el venero donde nace el agua del rió, donde todos los campesinos de la región toman agua para regar sus sembradíos, ya que es un río muy caudaloso y abastece todos los lugares cercanos y en agradecimiento los habitantes de la población llevan las mejores comidas típicas de la población como son salchichas, quesillos , quesos y tortillas hechas a mano etc. y quienes están habilitados para ponerlas en la charola que se depositara en la cueva es el comisariado del pueblo en donde horas después se dice que sale al charola sin comida esto es porque supuestamente la culebra del rió ya se comió los guisos que le enviaron los habitantes del pueblo.